Blog
La Capacidad del Asombro
- 22 de septiembre de 2020
- Publicado por: admin
- Categoría: Conocimiento

Platón en el diálogo “Timeo” llama a sus compatriotas “los eternos niños”. No es que los acuse de infantilismo, sino que los alaba porque “veían en el asombro la condición más elevada de la existencia humana” (Harkianakis). Con base en el asombro surgió un pueblo de filósofos, no de tecnócratas. Por el contrario, en nuestra sociedad hemos perdido esa capacidad de asombro y la hemos reemplazado por el activismo del día a día que nos hace perder de vista la iniciativa y la capacidad de asombrarse. La primera escuela del asombro es contemplar la naturaleza. Muchas veces nos perdemos ese espectáculo y las lecciones maravillosas que nos brinda, y nos quedamos encerrados viendo televisión o navegando en internet, en lugar de caminar o pasear por el campo para respirar el aire puro. Para recuperar la capacidad de asombro hace falta enseñar a niños y jóvenes a no vivir tan pendientes de las redes virtuales y a adquirir hábitos de descanso, deporte y entretenimiento que sirvan de contrapeso a las interminables jornadas informáticas (TV, videojuegos, Facebook, Twitter, celular).
Es buscar en la veta escondida de su ser, descubrir su condición espiritual y adentrarse en ella serenamente; no lo lograrán si viven distraídos o absorbidos por la sucesión ininterrumpida de imágenes que pasan encadenándolos a la sensibilidad, a la imaginación o a la fantasía. No hablo de cosas especiales o de una disciplina mental que exija grandes esfuerzos. Es saber aprovechar el tiempo de estudio o de juego y descanso, pero también las horas dedicadas a la vida familiar y a actividades que tengan que ver con la comunidad, no como una preocupación epidérmica por prestar una ayuda pasajera, sino como fruto de entender que la sociedad es un cuerpo vivo en el que todos participamos, en el que nadie puede vivir de espaldas a la convivencia que depende de todos, y en la que todos podemos y debemos ser más solidarios.
Tenemos que asombrarnos y despertar la creatividad frente a los problemas de la sociedad, y no quedarnos ahí parados como si no tuviera que ver con nosotros. ”La vida de una sociedad –afirma un documento de la UNESCO- está en función de su actividad creadora” No se trata de algo reservado a los artistas o a los genios científicos. Ni tampoco es cuestión de capacidad intelectual, porque hace falta poner imaginación, entusiasmo e ilusión, cosas al alcance de todos. Hablamos del común de la gente, de escapar del modo rutinario de ver las cosas y pensar nuevas maneras de entenderlas para poder encontrar soluciones nuevas.
Jorge Yarce